Porque caminar se hace aburrido cuando aprendes a volar...

Mis estrellas fugaces :)


El terror te desgarra en un instante, el miedo se toma su tiempo, te hace una sutura lenta y profunda limando  cada detalle como si de una obra de arte se tratase, te acompaña, te susurra al oído lo que temes hasta que te derrumbas, hasta que pierdes la esperanza,  se instala, y se pone cómodo, y busca cada vez un hueco mayor, hasta que te invade. Entonces sentí terror, porque vi que te perdía, que te me escapabas entre los dedos como el agua de un manantial que cada vez corre más deprisa. Pero ahora tengo miedo, miedo porque el cielo ya me ha quitado demasiado y no puedo permitirme perder nada más, miedo porque te prometí cuidar lo que más querías y ya ni siquiera es la persona que era entonces, miedo porque cada vez es mas lento, y más profundo, miedo porque temo ser yo quien se derrumbe. 




Ya son casi tres años sin tenerte, los mismos que necesita un niño para empezar el colegio, y al igual que ellos, me he adptado a vivir sin ti, porque la vida es eso, es adaptarse a los cambios y aceptar que nada dura para siempre, que necesitamos el dolor y que el odio es algo nuestro.  Las amistades pierden la confianza, los amores caen en la rutina, los seres queridos desaparecen y los sueños no siempre se cumplen. Nuestra existencia no es fácil, es complicada, compleja y articulada, que ni siquiera nos pertenece porque somos marionetas del destino, títeres manejados al antojo de un personaje invisible y astuto que convierte a los seres humanos en suyos y  el mundo en un gran teatro llamado realidad, protagonizado por las grandes tragedias y las pequeñas alegrías. Porque la vida es dura y llena de obstáculos, pero basta con gotas  que casualmente se encuentran con granos de arenas o una canción de verano que suena en pleno invierno para que el planeta nos resulte cada vez más bello y la vida valga un poco más la pena vivirla.  

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